Xka, la guardiana del amor: el poder de la calabaza en la milpa

Xka, la guardiana del amor: el poder de la calabaza en la milpa

En la milpa, cada hermana cumple un papel vital.
El maíz se eleva hacia el cielo, el frijol enlaza y sostiene…
y la calabaza, Xka, se tiende sobre la tierra como un manto verde que protege.

Xka, la guardiana del amor

En la milpa mesoamericana, la calabaza —conocida como Xka, la guardiana del amor— cumple un rol fundamental. Sus grandes hojas redondas se extienden como un manto protector: retienen la humedad, cubren el suelo y resguardan las raíces. Este gesto sencillo sostiene la vida de todo el ecosistema, evitando la erosión y creando refugio para la biodiversidad, ya que no sólo da fruto: sus semillas, flores y tallos alimentan, mientras su presencia enriquece el suelo y atrae polinizadores.

Pero más allá de lo visible, Xka encarna un símbolo profundo: el amor que cuida, que protege en silencio, que se extiende para dar cobijo a los demás. En la cosmovisión mesoamericana, es la hermana que nos recuerda que el florecer no ocurre en soledad, sino en comunidad.

Extracto del cuento: 

… cada paso parecía más pesado. El aire estaba tibio, sin la fuerza que alguna vez tuvo, y las hojas del maíz y el frijol colgaban cansadas.

Fue entonces cuando la vi: un manto verde que se extendía sobre la tierra como un abrazo. Sus hojas eran grandes, redondas, vivas, y debajo de ellas la humedad se conservaba como un gran tesoro. Xka había llegado tarde a la milpa —así es su naturaleza—, pero su presencia transformaba el suelo. Donde ella se tendía, la vida encontraba refugio.

En Flora María, la calabaza es inspiración: una joya de amor y protección que nos recuerda que florecer nunca es en solitario, sino en comunidad y que cuidar, es también enseñar a florecer. 


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