Ámbar de Chiapas
Hace millones de años, los árboles de bosque o manglares ahora extintos, produjeron depósitos de resina que se transformaron en lo que ahora conocemos como una de las gemas más hermosas de la naturaleza: el ámbar.
Hoy, el ámbar es un elemento central en el trabajo de Flora María. Con ello complementamos nuestras piezas más representativas. Es la esencia de nuestras joyas.
El ámbar es la única piedra semipreciosa de origen vegetal, Proviene de la resina que generaban ciertos árboles para protegerse, misma que en su camino atrapó pequeños pedazos de historia: burbujas de aire, gotas de agua, partículas de polvo e incluso pequeños seres vivos como plantas e insectos, que quedaron resguardados en esta resistente guarida capaz de preservarlos por una eternidad.
Eventualmente, los trozos de resina con todo lo que iban atrapando cayeron a la tierra y con el paso del tiempo fueron sepultados. A través de los milenios, la resina original desarrolló la dureza, densidad y el punto de fusión característicos del ámbar. Esta gema vegetal sobrevivió a los árboles que le dieron origen y a los ecosistemas de los que formaba parte.
Existen sólo 20 depósitos de ámbar en el mundo, entre ellos se encuentra Chiapas. Aquí, las rocas cargadas de ámbar fueron empujadas por los movimientos geológicos para formar montañas donde los primeros trozos de ámbar fueron liberados por la erosión de donde ahora los mineros excavan túneles para localizar la vena y extraer el Corazón del Ámbar.
El ámbar mexicano ha alcanzado prestigio mundial por ser el de mayor dureza y por su exquisita preservación.
Desde el siglo XV, era parte de los tributos que debían pagar los pobladores de los ocho pueblos del Soconusco a los mexicas. Además, el vocabulario tzeltal tiene tres palabras para designar al ámbar: pauch, las piedras de ámbar; pauchil, ámbar usado como narigueras; y hubti, ámbar usado como besotes.
A lo largo de los siglos, el ámbar ha sido utilizado por su gran cantidad de propiedades y es una piedra que siempre ha sido asociada con la furza, la proteccion y la vida.
Todas estas características hacen del ámbar un material cargado de identidad cultural con el que nos enorgullece trabajar día a día.